A la hora de colocar las cubiertas de pizarra es necesario tener en cuenta una serie de factores. Hablamos de ellos.
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La importancia de la capilaridad en el montaje de cubiertas de pizarra
La principal característica parcialmente diferenciadora de la pizarra, con respecto a otros materiales de cubrición, es la capilaridad. Prácticamente todo lo demás es función de esta variable, que a su vez lo es de diversos parámetros. Esta consideración es suficiente para que se pueda decir, sin temor a equivocarnos, que no se puede cubrir certeramente con pizarra si no se conocen en profundidad este fenómeno y sus implicaciones. O sea, que tomando en cuenta este fenómeno, para realizar correctamente una cubierta, entre otras cosas, habrá que poner las pizarras no excesivamente pegadas, como una junta entre ellas que no exceda los 5 mm (milímetros).
Parecería suficiente fijar un recubrimiento o solape mayor que la medida de la penetración capilar, para que el agua no rebase el borde de la pizarra. Pero es conveniente considerar, dependiendo de la inclinación de la cubierta, la componente del viento en la dirección del plano del faldón, para anular, impidiendo que el agua sea empujada entre las placas de pizarra, incluso con más razón si entre ellas puede haber limos o polvo, ya que, aunque inicialmente actuará como barrera física termina comportándose como una esponja depositaria de agua de retroalimentación, por lo que hay que cerrar lo mejor posible por la arista maestra de base, para evitar exceso de polvo y agua . Hay que tener en cuenta también, incluso con el recubrimiento adecuado, la parte mojada bajo las pizarras que pueden ser convertidas en niebla por impulsión y succión del viento. Las mismas o parecidas consideraciones pueden hacerse con la nieve en polvo.
El cierre de base
Esto vuelve a ser notable la necesidad de un buen cierre de base. No una tecnología especial, simplemente una colocación bien hecha. Al respecto, particular atención merece el alero, en el que incide esta circunstancia, siendo la parte de la cubierta que recibe más agua y que puede ser retenida por el viento, por lo que los remates de los mismos deben ser realizados con gran atención.
Todas las aristas son partes singulares y hay que resolverlas especial y cuidadosamente, pero siendo cumbreras y limatesas en general, existe la ventaja de que el agua no para allí. En cambio en las limahoyas y en los aleros hay un flujo de agua que accede permanentemente a ellos, tanto más cuanto más grande es la proyección en planta de la cubierta.
Esto para la pizarra no significa problema alguno. Es más, a diferencia de otros materiales de cubrición, se puede resolver con un grado de seguridad absoluta, potenciando siempre el valor estético. En el alero se pierde la continuidad del sistema de colocación, por lo que habrá que tomar las medidas adecuadas con un en doble o capa suplementaria subyacente, o incluso con un forrado metálico si se cree conveniente. El cierre por la arista de la base hay que imponerlo con la colocación de listones acuñados en el borde, para levantar las pizarras, haciendo las rebosar, además, al menos 50 mm para que no chorree agua por el parámetro o por las puntas de los soportes de madera.
Colocación de cubiertas de pizarra con clavos y ganchos
Con respecto a clavos y ganchos, como ya dijimos, actualmente la colocación de los tejados de pizarra se hace frecuentemente, o casi exclusivamente, con gancho, toda vez que es un sistema muy seguro y más rápido de montaje, así como mucho más fáciles las eventuales reparaciones posteriores. No obstante se sigue utilizando la colocación con clavo sin ningún problema. Además en los monumentos históricos las pizarras van clavadas, a la antigua usanza.
La colocación terciada
En la colocación de cubiertas con gancho cada pizarra queda firmemente sujeta con un gancho en la base, que evita su deslizamiento, un gancho encima que la fija contra los listones o tablero-cama y prohíbe su levantamiento, y un gancho a la izquierda y otro a la derecha, correspondientes a las 2 pizarras que están inmediatamente encima, que elimina la posibilidad de giro, con lo que podemos decir que es una estupenda sujeción integral. Ahora bien, precisamente los ganchos añade una capilaridad por tubo a lo largo de ellos mismos, que es necesario tener en cuenta al diseñar la cubierta punto por otra parte es frecuente y razonable, utilizar una longitud de pizarra de tres veces el recubrimiento, una parte como recubrimiento, que quedará oculta, otra parte se me oculta, ocupada por las dos medias pizarras que van encima y otra parte vista que es con la que se va cubriendo la vertiente. Esta es la forma típica de colocación llamada al tercio o terciada. Es altamente recomendada por su homogeneidad de disposición, resistencia y buen rendimiento del material, y resultando con un espesor de 3 pizarras en todas partes.
Otros sistemas de colocación
Existen sin embargo distintos sistemas de colocación de tejados de pizarra que pueden predeterminar o exigir una fijación concreta, bien sea con clavo o con gancho. Por tanto, las pizarras se pueden colocar de unas formas muy ensayadas y estandarizadas, bien sea por su funcionalidad, su facilidad de realización, seguridad de fijación en condiciones extremas, garantías de máxima impermeabilidad, factor económico o estético.
Sistemas tradicionales de colocación de cubiertas de pizara
Entre los sistemas tradicionales podemos destacar la colocación clásica, las colocaciones llamadas económicas dentro de la cual están la desarrollada, con bastidor, con modelo cuadrado, las colocaciones regionales que pueden ser mezcladas, con parte vista constante, con parte vista decreciente o mezclada y con “lauzes” y también la colocación schuppen.
En general, y cualquiera que sea el método de colocación seleccionado, el cubridor colocara las pizarras comenzando por el alero y subiendo hacia la cumbrera.
La importancia de la elección del modelo de pizarra
También es fundamental la elección de los modelos de pizarra a emplear. La determinación del recubrimiento o solapamiento es el elemento fundamental y la base de partida en el estudio de una cubierta de pizarra.
Los valores de recubrimiento
Los valores de recubrimiento están tabulados y son valores mínimos correspondientes a las diferentes pendientes, regiones y longitud de la vertiente. Una vez conocido el valor del recubrimiento podremos elegir el modelo de la pizarra y calcular la altura de la parte vista. Según vimos anteriormente al hablar de capilaridad, una pizarra debe tener como dimensiones mínimas tres recubrimientos de altura y dos de ancho. Restando a la altura de la pizarra escogida la dimensión calculada del recubrimiento, nos queda a la altura de la parte vista más la de la parte se me oculta, (que son iguales), por lo que la mitad de este valor es la altura de la parte vista. El valor obtenido de la parte vista da justamente la separación de los listones de eje a eje o de borde superior a borde superior, o determina la posición de las líneas de trazado en el entarimado.
Qué es el escantillado en la colocación de cubiertas de pizarra
En primer lugar es necesario limitar la obra colocando los rastreles de cumbrera y alero punto también hay que verificar si los cabrios están bien perpendiculares a la horizontal. Después hay que realizar el trazado sobre los cabrios para fijar los rastreles. Esta operación por la que el colocador traza las marcas que le servirán para alinear se llama escantillado.
Las líneas horizontales que unen las marcas del escantillado vertical, (el escantillado vertical se hace sobre líneas de máxima pendiente de la vertiente), determinará la alineación de las partes vistas de la pizarra, que resultarán ser líneas horizontales y paralelas entre sí.
Por dónde se comienza el escantillado
Se comienza el escantillado por la base de la vertiente cuando el alero es horizontal, o por la cabeza o cumbrera cuando el alero es oblicuo o “esviado”.
Colocación de la pizarra en función del punto de inicio del montaje
Comienzo del montaje por la base
Cuándo se comienza por la base hay que colocar una pizarra sobresaliendo 50 mm (milímetros) sobre el alero y con la longitud del gancho a emplear, que será igual a una parte vista más algunos milímetros, partiendo de la lista maestra de base, se marca el primer punto de escantillado. Con una medida igual a la parte vista se sigue marcando sobre los cabrios hacia arriba.
Colocación con comienzo por la cumbrera
Si se comienza por la cumbrera, se coloca una pizarra con su arista superior justo en la línea de cumbrera y se marca la arista maestra de base. Después se sube desde esa línea una longitud igual al gancho quedando fijado el primer punto de escantillado, y se desciende después marcando sobre los cabrios de borde, con una medida igual a la parte vista.
Profesionalidad del colocador de cubiertas de pizarra
Por todo lo antes expuesto, el colocador de pizarra debe ser un profesional, ya que se espera de él que sepa armonizar los exigibles niveles de calidad, funcionalidad, rendimiento y durabilidad, con la sobriedad e impacto plástico propios de la pizarra. Estos parámetros, con frecuencia, se intercondicionan, por lo que se hace imprescindible conjugarlos con las solicitaciones mecánicos-estructurales, medidas de seguridad, etcétera. Y, en función de los mismos, ejecutar un trabajo sobrio y elegante, armónico con el entorno natural y social, donde deba integrarse.
El techador de pizarra, por tanto, tiene que ser un profesional en su nivel y debe ser también un buen artesano.